La peste


Con lo relatado hasta ahora en este blog, podría parecer que los siglos XVI y XVII fueron las épocas de mayor esplendor para la villa de Corpa.  Es cierto que en esos siglos, se vivía un ambiente dónde las ciencias y las artes florecieron como nunca e incluso que las gestas militares de Castilla vencían en medio mundo. La historia siempre fue narrada por los poderosos, en Corpa bajo la influencia de los Marqueses de Móndejar, y eso nos ha trasladado una idea de máximo apogeo en esos siglos.

Sin embargo, la prosperidad no fue tal.  La población era muy pobre, sobrevivía como podía tras un periodo de grandes sequías y que había hecho estrago en los campesinos y sus cosechas.  Se pasaba hambre, se veía gente tirada en la calle con el contraste de convivencia con los 'nobles' a los que la ley y sus obligaciones no parecía aplicarles.

Todos sabemos que pasa cuando al burro arrodillado se le dobla la carga.  Pues ante esa situación de hambruna, entre 1596 y 1602, se sumó la enfermedad llamada en aquel momento pestilencia

Según el profesor Alfredo Alvar Ezquerra: "La peste penetró por el norte de la península, arrasó hasta Andalucía donde se reactivó y volvió a barrer España marcha atrás. En Castilla los efectos fueron catastróficos. A finales del reinado de Felipe II se perdió el 15% de la población”.

Os podéis imaginar el panorama que se vivía por Corpa.  Hasta la fecha se habían vivido otras enfermedades como el tifus o la viruela, que debido a la mala calidad de alimentación y a la falta de higiene tuvieron también un impacto grande, pero nada en comparación con lo que se vivió con la peste.

Os he contado en anteriores días cual era el grado de avance en medicina en esta época.  Teníamos como pioneros a los doctores en medicina de la Universidad de Alcalá, pero sus conocimientos no alcanzaban para identificar las causas de lo que sucedía.  Por ello se dieron muchos palos de ciego y se tomaron medidas aleatorias para paliar la enfermedad.

Los gobernantes en aquella época, eran personas que habían conseguido el puesto tras comprarlo o heredarlo, solían tener endeudados a los Concejos por su derroche e incompetencia y por supuesto que no estaban capacitados para gestionar un problema como el que en ese momento enfrentaban. 

Ante el miedo, se dedicaron a ejecutar en menor o mayor medida las indicaciones y directrices que se daban en otros lugares.  Lo primero se impidió la entrada al pueblo montando guardias día y noche. Se prohibió al mesonero que albergara forrasteros.  Se limpiaron y perfumaron las calles. Se cortó todo el comercio con el exterior de la villa.  Esto hizo que escasearan provisiones básicas y tuvieran en poco tiempo precios inaccesibles para los menos pudientes.

Nada solucionaba el problema, las muertes, el hambre y el miedo crecían por momentos.  Desde la Universidad llegaban mas medidas  El doctor Francisco Franco puntualizó que era urgente desecar las aguas estancadas e incrementar las medidas de higiene.  Por su parte el médico Luis de Mercado observó que ponían a la venta la ropa de los difuntos y quien la adquiría terminaba sufriendo la enfermedad.  Por ello se mando quemar las prendas de los afectados.

Publicación de Francisco Franco

Imagen de Luis de Mercado


Los remedios humanos no servían y se buscó ayuda en los divinos.  Ayunos de cuarentena, misas y procesiones del Cristo de la Piedad por las calles del pueblo fueron las nuevas medidas.

Las calles estaban llenas de enfermos y de cadáveres.  Particularmente en los alrededores de la Iglesia, dónde los enfermos acudían a sus portalillos buscando la cercanía de la ayuda divina y en cuyo camposanto se amontonaban los cadáveres.  Según los Annales Complutenses, en Alcalá los sacerdotes y resto de religiosos recorrían las calles montados a caballo administrando los últimos sacramentos.  La situación pudo ser muy similar en Corpa.

Con el tiempo y la aplicación de todas las medidas la enfermedad remitió.  Hubo brotes posteriores que supieron controlarse, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se conocieron sus causas y se encontraron las vacunas.  Todo venía por una bacteria que afectaba a las ratas.  Esa bacteria se traspasaba a los humanos a través de pulgas que se habían alimentado previamente de la sangre de los roedores.

La peste sufrida en Corpa debió ser la peste Atlántica, una peste bubónica caracterizada por causar bultos que brotaban en ingles, axilas y garganta y que ebullían tornándose a un color negro hasta causar la muerte.  Se la llamó la peste Atlantica porque la enfermedad llegó desde Flandes en un barco cargado de lana, el Rodamudno, que atracó en Santander.

Quizá ahora podéis entender mucho mejor por qué se construyó el Pósito, por qué se sacó el cementerio a las afueras del pueblo y por qué fue necesaria la existencia de un hospital.  En breve os comentaré el por qué de las ermitas de San Roque y San Sebastián que está íntimamente ligado a este relato de hoy.

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